Historia
En la historia de la Asociación Peruano Japonesa (APJ), la inauguración del Centro Cultural Peruano Japonés, el 12 de mayo de 1967, es uno de sus principales hitos. Ese día no solo se concretaba el sueño de tener una sede institucional, sino que se iniciaba una ininterrumpida tarea de difusión y promoción cultural.
Este espacio, que se abría a la comunidad en la naciente Residencial San Felipe, en Jesús María, se fue transformando y creciendo en infraestructura y en oferta cultural.
Los inicios
Desde el año 1961, los miembros de la entonces Sociedad Central Japonesa (hoy Asociación Peruano Japonesa) abrigaban la idea de contar con un lugar para reunirse y que además fuese un recinto en el que se conservaran y promovieran los valores de la cultura japonesa.
Crearon para ello la comisión para la construcción de la Casa de la Cultura Japonesa que se oficializó en 1964. Al año siguiente, el Estado peruano entregó a la Sociedad Central Japonesa el terreno de 10 000 m2 en la Residencial San Felipe, Jesús María, en compensación de los colegios japoneses confiscados durante la Segunda Guerra Mundial.
Ese mismo año, el 18 de agosto de 1965, en una histórica ceremonia, se colocó la primera piedra de lo que sería el Centro Cultural Peruano Japonés, cuya construcción demoró casi dos años.
Así, el 12 de mayo de 1967, la ansiada sede era una realidad. Asistieron a la inauguración, en representación del emperador del Japón, el príncipe heredero Akihito y la princesa Michiko, así como el presidente del Perú, arquitecto Fernando Belaúnde Terry y el arzobispo de Lima, Juan Landázuri Ricketts.
En la inauguración, los entonces príncipes Akihito y Michiko, siguiendo una milenaria costumbre, sembraron dos pinos que aún hoy se alzan robustos en el jardín japonés del Centro Cultural, como símbolo de amistad entre los pueblos del Perú y el Japón.