Identidad, integración y fortalecimiento son conceptos que resumen hoy el proceso de inmigración japonesa al Perú, que se inició en 1899, con la llegada de los primeros 790 inmigrantes para trabajar en las haciendas de la costa peruana.
El camino ha sido largo, y cada paso ha sido una travesía hacia la adopción de una identidad plenamente peruana, enriquecida por una sólida herencia cultural japonesa, ya que los nikkei han sabido también conservar las costumbres y tradiciones que trajeron consigo sus padres y abuelos.
Más de 120 años después del arribo del Sakura Maru, los descendientes de aquellos inmigrantes japoneses conforman hoy una de las comunidades nikkei más numerosas en el mundo (en Sudamérica es la segunda, luego de Brasil), conformada por alrededor de 200 mil personas[1] de hasta seis generaciones, que incluyen a los más de 30 mil nikkei peruanos que llegaron a Japón desde fines de la década de 1980 como dekasegi, y que hoy conforman una pujante comunidad de migrantes en el país de sus ancestros.
Como parte de la multiculturalidad del Perú, el aporte de la comunidad nikkei está presente en diversas áreas: en las ciencias, la industria, el comercio, la literatura, el deporte, la música, el arte y la cultura.
La cocina nikkei
Una clara expresión de esta presencia es la cocina nikkei, que nace de los fogones de los hogares de los inmigrantes japoneses y hoy es una abanderada de la cultura gastronómica peruana, trascendiendo fronteras y llevando la calidad y el sabor de esta fusión de dos culturas a todo el mundo.
En estricto, la cocina nikkei podría ser aquella que se haya producido de la fusión entre la gastronomía japonesa y la de cualquier otro país en la que se asentaron japoneses. Sin embargo, en el mundo hoy la cocina nikkei es sinónimo de cocina peruano-japonesa por todo el aporte de los inmigrantes japoneses a la culinaria peruana.
Cocineros nikkei como Minoru Kunigami, Rosita Yimura, Augusto Kague, Darío Matsufuji y Humberto Sato, junto al japonés Toshiro Konishi, sentaron las bases de esta cocina. Luego las nuevas generaciones que tienen al chef Mitsuharu Tsumura –cuyo restaurante Maido está entre los mejores del mundo– como uno de sus más reconocidos difusores, continuaron con la tarea de reforzar a través de la gastronomía la identidad peruano-japonesa.
Presencia nikkei
En otros ámbitos, los pintores Tilsa Tsuchiya y Venancio Shinki, el poeta José Watanabe Varas, el compositor y músico Luis Abelardo Takahashi Núñez, el sismólogo Julio Kuroiwa, entre tantos otros destacados nikkei, son figuras descollantes en el Perú y aportaron al país su lucidez y creatividad.
Fueron también grandes emprendedores muchos issei y nisei, quienes forjaron empresas que con el tiempo se han convertido en ejemplo de gestión empresarial y están a la vanguardia en los campos industrial y comercial en el país.
Además, como parte de su identidad, los nikkei conservan las tradiciones que heredaron de sus abuelos inmigrantes. Costumbres como conservar un butsudan (altar en memoria de los familiares fallecidos) en casa, celebrar festividades como el Ohigan y el Urabon, participar en los tradicionales Undōkai (festivales deportivos) o usar palabras como gohan, itadakimasu o arigatō en la vida cotidiana son parte de ese legado que aún se preserva.
Los nikkei participan también en instituciones que realizan actividades de diversa índole. Desde agrupaciones que reúnen a descendientes de una misma prefectura de Japón (kenjinkai), asociaciones de nikkei en provincias, centros educativos, hasta instituciones de ayuda social, asociaciones de becarios, asociaciones profesionales, cooperativas, medios de comunicación, agrupaciones artísticas, deportivas, empresariales, entre otras.
[1] Cifra actualizada en 2023, según cálculos y estimaciones basadas en un estudio de la RENIEC sobre listado de apellidos de origen japonés en el Perú.